(Foto de ABC Sevilla robada cariñosamente a Don Tenorio)El Domingo 23 de Noviembre despedíamos la temporada en el Hipódromo de La Zarzuela de la peor manera posible: una caída en el paso de caminos donde Rocío González y Claudine Cazalis rodaban por los suelos, sufriendo ésta última una fractura en su brazo.
Cuando le dieron el alta sólo hablaba de estar con su familia y sus caballos.
Con las grapas en la herida, animaba y gritaba a sus "niños" a través de la televisión como si no le doliese, pegando saltos cuando ganaba uno de los suyos.
Esta semana le tocaba reaparecer. No pudo estrenar los breechers nuevos que durante este parón estuvo grabando con mimo, pero ella trabajó a Tenor en un entrenamiento contra otro caballo de la preparación para enseñarle a tranquilizarse. Su carrera era salir tranquilo, tapado y enseñarle a no desgastarse en el recorrido, pero las lluvias le llevaron a cambiar de estrategia y salir en punta. A mitad de recta escuchaba a todos montando, dando palos y pidiendo a sus monturas, mientras ella iba con todo el caballo entero. Decidió no pegarle, no fuese a ser que el caballo se plantase y decidiese no emplearse más, pero cuando quedaban pocos metros decidió tocarle por si venía alguien por fuera y le ponía en peligro su victoria (y las consecuentes explicaciones a los comisarios).
Y así pasó la meta, casi sin creérselo. Encima de Tenor, al que llevaba dos semanas mimando para que no se desgastase tanto, con los colores de uno de los propietarios de su jefe... y a través de las gafas se veía esa cara de satisfacción, de sueño cumplido, de trabajo bien hecho y de agradecimiento a todo el mundo que se volcó con ella desde su caída. Desde la enfermera que la mimaba y le traía regalitos a escondidas hasta el niño aficionado de Dos Hermanas que la recibía con un "Hola Claudia!!" cada vez que cruzaba al paddock, porque Claudine vive por y para los caballos y vuelve a estar donde se merece.
Enhorabuena Claudine, tu lucha y tus ganas han vencido a los tornillos, grapas y cicatrices.
Después del susto inicial, vinieron las horas en el Hospital, hasta que se confirmó el peor presagio: había que operar y fijar con tornillos los huesos de Claudine, pues parecía mejor asegurar que soldase bien. Fueron varios dias en un hospital de Principe de Vergara hablando de caballos y de su reaparición. Claudine estaba un poco apagada y tenía dolores, pero se le iluminaban los ojos cuando hablábamos de caballos y acabó con la habitación siendo un muestrario de revistas y libros de caballos.
Cuando le dieron el alta sólo hablaba de estar con su familia y sus caballos.
Con las grapas en la herida, animaba y gritaba a sus "niños" a través de la televisión como si no le doliese, pegando saltos cuando ganaba uno de los suyos.
Esta semana le tocaba reaparecer. No pudo estrenar los breechers nuevos que durante este parón estuvo grabando con mimo, pero ella trabajó a Tenor en un entrenamiento contra otro caballo de la preparación para enseñarle a tranquilizarse. Su carrera era salir tranquilo, tapado y enseñarle a no desgastarse en el recorrido, pero las lluvias le llevaron a cambiar de estrategia y salir en punta. A mitad de recta escuchaba a todos montando, dando palos y pidiendo a sus monturas, mientras ella iba con todo el caballo entero. Decidió no pegarle, no fuese a ser que el caballo se plantase y decidiese no emplearse más, pero cuando quedaban pocos metros decidió tocarle por si venía alguien por fuera y le ponía en peligro su victoria (y las consecuentes explicaciones a los comisarios).
Y así pasó la meta, casi sin creérselo. Encima de Tenor, al que llevaba dos semanas mimando para que no se desgastase tanto, con los colores de uno de los propietarios de su jefe... y a través de las gafas se veía esa cara de satisfacción, de sueño cumplido, de trabajo bien hecho y de agradecimiento a todo el mundo que se volcó con ella desde su caída. Desde la enfermera que la mimaba y le traía regalitos a escondidas hasta el niño aficionado de Dos Hermanas que la recibía con un "Hola Claudia!!" cada vez que cruzaba al paddock, porque Claudine vive por y para los caballos y vuelve a estar donde se merece.
Enhorabuena Claudine, tu lucha y tus ganas han vencido a los tornillos, grapas y cicatrices.
